Este almendro sufrió bastante este verano. Cuando llegué a casa después de las vacaciones, lo primero que hice fué salir al jardín a revisar los arboles y enseguida me di cuenta de que algo había fallado con el riego de este árbol pues había secado bastantes ramas. Al día siguiente lo defolié, lo saqué de su maceta y lo metí sin tocar nada del cepellón en una maceta de cultivo.
Visto lo visto tenía dos opciones, cortar la única rama viva que le quedaba y esperar a ver si brotaba por el tronco, (cosa bastante arriesgada tratándose de un almendro) o volver a rediseñarlo aprovechando la única rama que le quedaba. Como no era cuestión de jugar a la ruleta rusa con un árbol de semilla que tengo desde hace ya 25 años, termine decidiéndome por la segunda opción.
Esto es todo con lo que contaba para rehacer el árbol, una sola rama que se bifurcaba en dos. (La imagen es de primeros del mes de septiembre)
Así es como a quedado después del nuevo diseño.